Con la mayor coordinación y creatividad posible, el shuffle es un baile que se ha instalado como tendencia mundial gracias a las diferentes plataformas de Internet. De esta manera, chicas y chicos de todas las edades comparten vídeos donde el movimiento de los pies es el que se queda con todo el protagonismo dando forma a una técnica que, si bien se encuentra ahora en furor, dispone de muchos años de historia.
La música electrónica es la que generalmente acompaña una serie de rápidos movimientos de talones que se alternan con la posición en punta de los dedos de los pies, es así como se consiguen crear dinámicas coreografías que si bien revelan mucha energía y entusiasmo, exigen ciertamente gran concentración.
El origen del Shuffle Dance
Si bien actualmente lo vemos en miles de vídeos que se publican en redes como Facebook, Instagram y Twitter, lo cierto es que el Shuffle Dance encuentra sus orígenes en el siglo XVIII debido a que forma parte del género del claqué, el cual es un baile estadounidense que donde la acentuación rítmica se produce a partir del golpeteo que se realiza con el tacón y la punta de los zapatos.
Con el paso del tiempo, fue haciéndose cada vez más conocido llegando tanto a los esclavos afroamericanos como a la Melbourne Rave Scene siendo este un momento importante pues en los años 90 fue gracias a ello que recibió su nombre, Melbourne Shuffle. Ya en el 2006 con el boom de YouTube, personas de todo el mundo empezaron a montar vídeos desencadenándose esta alocada fiebre que incluso incorpora zapatillas con suelas LED para mejores efectos visuales, no podríamos pasar por alto que el vídeo de la canción “Party Rock Anthem” creado por el famoso grupo LMFAO también influyó bastante para que ganara mucha más aceptación.
Algunos pasos básicos del Shuffle
El baile como tal se sirve de combinaciones talón-punta, pero también de arrastres y una serie de pasos básicos con los que cada persona puede construir diferentes y variadas secuencias. Entre los pasos que se establecen como imprescindibles se encuentra el running man que implica flexionar un poco las rodillas de manera alterna para crear la ilusión de alguien que camina sin moverse de su puesto, de otro lado la T consiste en desplazarse lateralmente con los talones pegados abriendo y cerrando las puntas.
Los spins, es decir vueltas de 180 o de 360 grados y las patadas hacia los lados, adelante y atrás, son otros elementos a los que se acude para dar lugar a toda clase de variaciones que además de exigir al bailarín gran habilidad, hacen posibles espectáculos realmente impactantes a los que cada quien le añade su toque personal.